PUCHO REMACHES
Pucho Remaches fue el nombre de una familia
posadera; dueña del tambo de Mojanda, situado en la mitad del antiguo camino
entre Quito y Otavalo.
Los Remaches solían asesinar a las personas
que pedían posada y se alojaban en el Tambo. Sobre todo a las que llegaban
solas, decían no tener familia o a nadie que los esperase en el lugar de su
destino.
Una vez que mataban a los huéspedes, los
perversos se quedaban con sus pertenencias, y con sus cuerpos preparaban
fritada, famosa por su exquisito sabor.
Sin sospechar nada acerca de su origen,
este apetecido plato era degustado por los viajeros que recorrían dicho camino;
las familias que con ese único propósito subían a Mojanda; o los habitantes de
Otavalo cuando los Remaches llevaban la fritada a dicha ciudad para venderla.
Su crueldad la descubrió casualmente un
hombre solitario que, en una noche, al no poder conciliar el sueño, escuchó a
los esposos Remaches su intención de asesinarlo y de elaborar fritada con su
cuerpo.
Ante esta situación el aterrado huésped se
ocultó debajo de la cama mientras uno de los Remaches afilaba el hacha para
decapitarlo. Debajo del catre encontró un cadáver al que subió a la cama
colocándolo en su reemplazo. Gracias a la oscuridad, los Remaches no pudieron
darse cuenta del engaño, descargando el hacha sobre el que ya estaba muerto.
Este ardid permitió al viajero escapar a la
ciudad de Otavalo, en donde dio aviso de lo que había vivido. Con dicha
información, días más tarde, las autoridades capturaron a los Remaches y los
fusilaron en la plaza central de Otavalo, ante la presencia del pueblo, los
indígenas de los alrededores y de sus dos tiernos hijos.
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